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domingo, 21 de noviembre de 2010

Las culturas indoamericanas y su relación con la naturaleza

Cazadores - recolectores:
Los pueblos de cazadores-recolectores se adaptaron al medio, sin afectar la autorregulación del sistema. No destruían masivamente las selvas ni las plantas. No exterminaban las especies animales sino que consumían las que eran imprescindibles para subsistir, pues tenían una etología propia respecto de la naturaleza. Si en algún caso la recolección de frutos y la caza llegaban a afectar el balance ecosistémico, el daño era pronto reparable por cuanto estos pueblos, que eran nómades, abandonaban el lugar, facilitando el proceso de autorregulación del ecosistema.

No es nuestra intención idealizar a estos pueblos ni presentar una imagen de plena armonía entre ellos y la naturaleza, pero el análisis histórico muestra que en esta fase no se registraron acciones humanas que desencadenaras alteraciones ecológicas irreparables.

Producción agraria:

 El inicio de la producción agraria permitió un cierto control en las sociedades agroalfareras se comenzó a ejercer un dominio, aunque todavía relativo, de las cadenas tróficas, aumentando, mediante la domesticación de los animales.
 Los seres humanos descubrieron que a través del proceso agrícola y la domesticación de animales podían “almacenar energía metabólica”.
Las culturas agroalfareras utilizaron como principales fuentes energéticas la quemazón de leña, instrumentos para aprovechar el viento, la energía animal y humana y, fundamentalmente, el regadío artificial. Estos pueblos tenían una dieta equilibrada: combinaban las proteínas provenientes de los pescados, la llama, el guanaco y otros animales, con hidratos de carbono como la yuca y la papa. El maíz, base de la dieta de la mayoría de las culturas indoeuropeas, era un alimento bastante completo, aunque no dispusieron de leche de ganado vacuno y ovino.
Asimismo, la ausencia del buey y del caballo impidió un mayor uso de la energía animal.
En la búsqueda de mejores tierras los pueblos agro alfareros hicieron las primeras quemazones y talas de árboles. Fue el comienzo de la alteración del ambiente americano, pero dada su escasa magnitud no alcanzó a provocar desequilibrios ecológicos significativos fue una explotación permanentemente sostenible, sin degradación del ecosistema”...


Imperios Inca - Azteca:
Imperio Inca
La conformación de los imperios inca y azteca produjo nuevas alteraciones en los ecosistemas americanos. Gran parte de la organización social se estructuró en torno al regadío artificial: construcción de terrazas, desecación de pantanos, canales y andenes para facilitar la circulación del agua destinada a la producción agraria.
La cultura azteca y la incaica se diferencian en que la primera hizo uso del excedente de agua en un medio anegadizo, llegando a crear las famosas “chinanpas”, y la segunda en un medio árido. Ambas sociedades conocían el sistema de abono, la rotación y selección de suelos, el tratamiento bioquímico de las semillas, la previsión meteorológica y prácticas alimentarias con conocimientos del poder nutritivo de las plantas y animales.
En aquella época surgieron ciudades como Teotihuacán, con más de 100.000 habitantes, Lubaatún con cerca de 50.000 y El Cuzco con más de 2.000.


Imperio Azteca
A nuestro juicio las ciudades aborígenes indoamericanas no tenían un alto grado de consumo energético importado. Cada una de ellas tenía muchos árboles, plantas, lagunas, arroyos y otros componentes autotróficos que proporcionaban energía propia. La ciudad indígena tenía entrada y salida propia de energía, constituyendo una unidad indisoluble con el campo. El consumo de agua era elevado como consecuencia del regadío artificial, pero aquellas ciudades, a diferencia de las actuales, no tenían salida de agua contaminada ni desechos imposibles de reciclar.



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